Las alpargatas: el origen de nuestra importante industria del calzado
Existen muchas cosas que nos definen como país y que se han convertido en internacionales. La playa, la siesta, la paella, el flamenco, los toros… Pero si hay algo que en la actualidad valoran en todo el mundo, es nuestra industria del calzado. Y el buque insignia de este sector no es otro que nuestras alpargatas. Llevan vistiendo nuestros pies desde hace siglos y quizá por eso dominamos su diseño y fabricación. Y es esa maestría y calidad las que han hecho que las alpargatas españolas hayan conquistado el mundo.
Érase una vez en la comarca del Medio Vinalopó
Las alpargatas han sido un calzado utilizado por campesinos y militares desde el Imperio Romano. Pero fue en el siglo XIX cuando se convirtió en el germen de lo que acabaría convirtiéndose en una de las más potentes industrias de nuestro país.
Todo comenzó en la comarca alicantina del Medio Vinalopó, en la que se encuentran municipios tan conocidos por su tradición alpargatera como Elda o Novelda. A principios del siglo XIX la agricultura de la zona era muy débil. Debido a la desecación de una salina en la zona, los cultivos quedaron arruinados.
Las familias de la comarca cuya economía se basada en la agricultura necesitaron entonces buscar otro modo de subsistencia. De esta manera, comenzaron a surgir alpargateros artesanos que confeccionaban el calzado a la puerta de sus casas. Se trataba de una actividad en la que participaba toda la familia. Después acudían a los mercadillos de los pueblos cercanos a venderlas.
La especialización en alpargatas artesanales
Esta producción de artesanos alpargateros se vio impulsada por la primera guerra carlista, en las primeras décadas del siglo XIX. Los grandes pedidos del ejército, que utilizaba este calzado para sus soldados, fueron los que permitieron fortalecer las estructuras productivas. A esto se sumó la venta a mercados de otras partes del país, como Madrid o Aragón.
En Elche los talleres se multiplicaron y a finales de siglo surgieron las primeras fábricas dotadas de maquinaria. Para ese entonces la demanda era tan alta que la industria producía casi seis millones de pares de alpargatas al año.
La industria se moderniza
Durante sus primeros años, el mercado de las alpargatas era principalmente nacional. Sin embargo, los productores valencianos comenzaron a poner sus miras en el exterior del país como forma de crecer.
Así, comenzaron a exportar a las Antillas y la zona del Norte de África. Tras la Primera Guerra Mundial, se sumó Francia y los países mediterráneos. Poco a poco, la exportación se convirtió en una de las mejores bazas de la industria. Y así, pudo ir modernizándose hasta que la mecanización alcanzó todo el proceso de producción.
Las técnicas tradicionales convivieron con las industriales hasta mediados del siglo XX. Hoy en día, solo algunas marcas como Manolett’s continúan elaborando sus alpargatas de manera artesanal. La calidad de su calzado, sin embargo, es incomparable.
La industria alpargatera puntera de hoy en día
En la actualidad, la industria alpargatera sigue teniendo su base en la Comunidad Valenciana. Sobre todo en aquellas primeras localidades en las que comenzó su andadura. Tal es así que es en Alicante donde se produce la mitad del calzado de España.
La exportación sigue siendo uno de sus pilares a día de hoy. En el año 2017 se exportaron casi 150 millones de zapatos a países como Francia, Alemania, Estados Unidos e Italia.
Pero si hay algo que demuestra la gran calidad del calzado español es el hecho de que, a pesar del proceso de desindustrialización que ha sufrido el país y la crisis económica, el sector ha podido resistir. Y más que eso. Se ha convertido en una de las señas de identidad de nuestra producción nacional. ¡Todo el mundo quiere calzarse nuestras alpargatas!
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